Reflexionando
un poco acerca de la frase de la imagen me he encontrado el siguiente ensayo
escrito por Piedad Bonett, el cual hace especial alusión a los recintos que
albergan miles de libros y que quiérase o no, permiten desembocar a nuevos estados del ser humano.
Porque una biblioteca contiene, sobre todo,
tiempo: es un compendio del pasado, una posibilidad de futuro y un presente
pleno, que comprende el ayer y el mañana. Una biblioteca es también un gran
ojo, como aquel con el que representan a Dios, o como el de las moscas, llenos
de ocelos, o el de los camaleones, que pueden ver al mismo tiempo adelante y
atrás. Es la mirada que resulta de la suma de todas las miradas, que ve a la
vez lo grande y lo pequeño, los infinitos matices del universo. El resultado de
ver a través del gran ojo de la biblioteca es que jamás nada se verá, de forma
empobrecida, en blanco y negro. Porque el alma de la biblioteca está llena de
riqueza de lo ambiguo. No hay verdades en una biblioteca: hay visiones de la
verdad, que es otra cosa. Infinitas voces que se dirigen a un solo sujeto, el
rey de este recinto: el lector.
¿Has podido
ver como con el pasar de los años, las nuevas generaciones se alejan cada vez
mas de las bibliotecas? No estoy en contra de las nuevas tecnologías que nos
colocan cualquier información a la mano en cuestión de segundos, esto no es
malo, pero si perdemos el contacto con el libro, con su textura y riqueza,
estaremos perdiendo una de las grandes fuentes de riqueza que ha tenido el
hombre con el pasar de los siglos.
¿Has pensado
cuánto una biblioteca puede abrir tus ojos más allá de lo que puedas imaginar? De
eso se trata el perder la inocencia, darse la posibilidad de incursionar en elbello mundo del conocimiento es permitirse romper paradigmas y observar el
universo y todo lo que el contiene bajo otra perspectiva. ¿Te atreves?
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